Decir NO a los Grandes se ha convertido en una constante en nuestra Liga por parte de muchos jugadores. Esto no tendría porque ser novedad ya que cada verano suenan medio centenar de futbolistas en cartera de nuestros "grandes". Sin embargo, las alarmas saltan cuando dichos jugadores atesoran calidad contrastada y provienen de equipos de un buen potencial pero que, almenos hoy en día, les falta ese pasito más para poder competir de tu a tu con Barça y Madrid en todas las competiciones.
Es entonces cuando nos preguntamos, ¿qué está pasando en nuestro fútbol para que tantos jugadores digan NO a nuestros grandes?
¿Se trata de simple planificación deportiva deficiente? ¿O hay algo más?
Lo que parece innegable es que a muchos jugadores ya no les seducen exclusivamente los billetes. El negocio de los traspasos se sigue rigiendo por el color del dinero, pero con frecuencia, y por fortuna, encontramos a muchos jugadores que anteponen otro tipo de intereses personales.
Estos futbolistas exigen su recompensa salarial, pero ante todo buscan sentirse queridos y arropados en su club. Para muchos de ellos no hay nada como sentirse importante dentro de un proyecto, que en la mayoría de casos, es de mediano o largo plazo.
David Villa y Santi Cazorla son solo algunos de los casos más llamativos de este recién cerrado periodo de fichajes. No obstante, todo apunta a que esto podría ir a más, y que los equipos que siguen la estela de nuestros dos grandes, van poco a poco recortando terreno, no solo en lo deportivo, sino también en los despachos.
Así pues nos encontramos ante un panorama inédito pero tal vez esperanzador. ¿Quienes serán los grandes beneficiados de esta crisis David vs Goliat? No lo duden. Los espectadores.
Lógicamente los dos grandes empezarán a temblar ante la posibilidad de que cada día el mercado sea poco a poco más innaccesible (aún queda mucho para ello), pero las alternativas a esos fichajes las podrán buscar en "casa". Lo que conllevará a un relanzamiento de las canteras de los dos grandes, o si más no, a una revalorización de las mismas; que a su mismo tiempo podría derivar en una españolización de las plantillas. Algo imposible de imaginar desde la aplicación de la polémica Ley Bosman.
Por otro lado, los clubes que siguen la estela de los grandes no verán tan mermadas sus líneas después de cada verano, por lo que deportivamente podrán seguir creciendo sin ningún tipo de traba que dificulte su desarrollo; e incluso seguirán creciendo a nivel institucional por el respaldo que supone para su imagen el hecho de contar con la confianza de sus jugadores fetiche.
¿Estamos pues en los albores de nuevos tiempos para el fútbol español? ¿O se tratará de un simple espejismo pasadero? Todo puede ser. Pero si observamos la contundencia con la que Barcelona y Madrid robaban a los pequeños de La Liga hace apenas 10-15 años...ha llegado el momento de abrir los ojos y observar el cambio. La competencia está más reñida que nunca.
Viva La Liga y viva el Fútbol. Grandes...¡¡¡espabilad!!!
Es entonces cuando nos preguntamos, ¿qué está pasando en nuestro fútbol para que tantos jugadores digan NO a nuestros grandes?
¿Se trata de simple planificación deportiva deficiente? ¿O hay algo más?
Lo que parece innegable es que a muchos jugadores ya no les seducen exclusivamente los billetes. El negocio de los traspasos se sigue rigiendo por el color del dinero, pero con frecuencia, y por fortuna, encontramos a muchos jugadores que anteponen otro tipo de intereses personales.
Estos futbolistas exigen su recompensa salarial, pero ante todo buscan sentirse queridos y arropados en su club. Para muchos de ellos no hay nada como sentirse importante dentro de un proyecto, que en la mayoría de casos, es de mediano o largo plazo.
David Villa y Santi Cazorla son solo algunos de los casos más llamativos de este recién cerrado periodo de fichajes. No obstante, todo apunta a que esto podría ir a más, y que los equipos que siguen la estela de nuestros dos grandes, van poco a poco recortando terreno, no solo en lo deportivo, sino también en los despachos.
Así pues nos encontramos ante un panorama inédito pero tal vez esperanzador. ¿Quienes serán los grandes beneficiados de esta crisis David vs Goliat? No lo duden. Los espectadores.
Lógicamente los dos grandes empezarán a temblar ante la posibilidad de que cada día el mercado sea poco a poco más innaccesible (aún queda mucho para ello), pero las alternativas a esos fichajes las podrán buscar en "casa". Lo que conllevará a un relanzamiento de las canteras de los dos grandes, o si más no, a una revalorización de las mismas; que a su mismo tiempo podría derivar en una españolización de las plantillas. Algo imposible de imaginar desde la aplicación de la polémica Ley Bosman.
Por otro lado, los clubes que siguen la estela de los grandes no verán tan mermadas sus líneas después de cada verano, por lo que deportivamente podrán seguir creciendo sin ningún tipo de traba que dificulte su desarrollo; e incluso seguirán creciendo a nivel institucional por el respaldo que supone para su imagen el hecho de contar con la confianza de sus jugadores fetiche.
¿Estamos pues en los albores de nuevos tiempos para el fútbol español? ¿O se tratará de un simple espejismo pasadero? Todo puede ser. Pero si observamos la contundencia con la que Barcelona y Madrid robaban a los pequeños de La Liga hace apenas 10-15 años...ha llegado el momento de abrir los ojos y observar el cambio. La competencia está más reñida que nunca.
Viva La Liga y viva el Fútbol. Grandes...¡¡¡espabilad!!!